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Esta semana continuamos nuestra serie sobre relaciones saludables. Formar y mantener relaciones saludables no siempre es fácil. Una de las claves para perseguir relaciones bíblicas saludables es practicar la comunicación verbal que da vida.

Leer Efesios 4.25 – 32.

Las palabras tienen poder (Proverbios 12,18; 18.21)

"El poder de la vida y la muerte." Eso es mucho poder. La mayoría de nosotros hemos experimentado el poder perjudicial de las palabras. Chismear, juzgar, insultas, mentiras — la lista continúa y sigue. Pero las palabras también pueden tener un gran impacto positivo. Discursos como el discurso de Gettysburg o el de Martin Luther King Jr. Tengo un sueño el discurso ha ayudado a moldear nuestro país y la lucha por la reconciliación racial. Del mismo modo, los estímulos oportunos de alguien que respetamos pueden transformar la dirección de nuestras vidas.

Nuestras palabras pueden cambiar la vida de alguien para bien o para mal, por lo que necesitamos ser personas que usarán este poder que se nos ha dado para hacer un impacto positivo en nuestra comunidad, país y mundo. Pero, ¿cómo nos aseguramos de que nuestras palabras sean edificantes?

1. ser un oyente de estrellas de rock. (Proverbios 29,20; James 1.19 – 20)

Cuando escuchamos bien a los demás, nos comunicamos que nos preocupamos y les extendemos dignidad y honor. Cuando los escuchamos, demostramos el humilde deseo de aprender desde su perspectiva. Les muestra que importan. Otra parte importante de ser un buen oyente es hacer buenas preguntas que busquen aprender sobre la persona, sus antecedentes, sus sueños y su condición espiritual.

2. negarse a hablar por la ira. (Salmo 37,8; Efesios 5 – 28)

Estos pasajes nos muestran que hablar con enojo trae poder para el mal. Si estamos enojados, necesitamos estar dispuestos a golpear el botón de pausa en una conversación o respuesta, orar por la sabiduría, y tratar de reencuadrar la situación para entender la perspectiva de la otra persona. Cuando respondemos por la ira, dejamos la puerta abierta para malentendidos, heridos y relaciones dañadas. En estos casos necesitamos tener la humildad para disculparse y tratar de hacerlo bien.

3. sea honesto. (Efesios 4,25)

Esto no quiere decir que no debamos mentir a los demás, sino que debemos estar dispuestos a decir la verdad amablemente. La comunicación sana no es sólo el relleno de los temas desagradables de distancia; incluye ser lo suficientemente honesto como para decirle a la otra persona dónde estás y lo que sientes. Demasiado a menudo, nos detenemos a poco de llegar al corazón de un asunto porque no estamos dispuestos a compartir ese último poco.

4. Use palabras que se acumulen. (Efesios 4,29; Proverbios 16,24)

Las palabras pueden ser instrumentos de gran sanación y estímulo a medida que nos comunicamos con honestidad, humildad y una actitud de amor. Cuando tenemos que decir la "cosa difícil", nuestro objetivo debería ser construir a la gente afirmando su potencial, hablando la visión en sus vidas, y aplaudiendo sus acciones correctas.

5. sepa de dónde provienen sus palabras. (Mateo 12.34 – 35; Jeremías 17,9; 2 Corintios 5.15 – 18)

El origen de nuestras palabras es nuestro corazón. Si tenemos cosas mezquitas, enojadas e hirientes que vienen de nuestra boca, entonces tenemos que detenernos y echar una mirada seria al estado de nuestros corazones. Sólo cuando vivimos en el corazón, renovando el amor y la vida de Jesucristo, podremos experimentar una comunicación sana y relaciones con los demás.

Preguntas de discusión

  1. ¿Puede recordar un momento en el que experimentó una conversación unilateral en la que una persona hizo todo lo que hablaba? ¿De qué lado de la conversación estabas?
  2. ¿Cuál es una relación en la que necesita trabajar para ser un mejor oyente? ¿Cómo podría ser esto?
  3. ¿Dónde puedes usar tus palabras para hablar y dar vida a tu comunidad, país o mundo?
  4. Cuando estás enojado, ¿en qué necesitas trabajar más, pulsando el botón de pausa o remarcando la situación?
  5. ¿Cómo y dónde podría poner en acción la práctica de la afirmación positiva?
  6. ¿Estás contento con lo que viene de tu corazón y de tu boca? Haz un compromiso para que Jesús sea la esperanza de tu corazón.