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Leer Mateo 15.21 – 28.

Al terminar nuestro verano y volver a los ritmos regulares del año, encerrar nuestro Resetear serie en la que buscamos restablecer nuestros ritmos espirituales regulares. Primero miramos reajustando el foco de nuestra alabanza y adoración. Luego restablecemos nuestra misión. La semana pasada, reenfocamos nuestros estilos de vida con el fin de poner a los demás primero.

Esta semana concluimos la serie con un vistazo a restablecer nuestra comunicación con Dios — nuestra vida de oración. En Mateo 15, la conversación entre la mujer cananita y Jesús nos da un gran ejemplo de cómo puede ser nuestra vida de oración. Hay tres observaciones específicas que podemos hacer acerca de su interacción con Jesús.

1. ella tenía una petición. (Mateo 15,22; Marcos 9 – 26)

Esta mujer tenía una necesidad significativa. Su hija fue poseída por un demonio y sufrió terriblemente. Un padre haría cualquier cosa para aliviar este nivel de sufrimiento en su hijo, y ella había oído hablar de Jesús. Ella conocía las historias y había oído hablar de los milagros de Jesús. Tal vez incluso había oído hablar de él echando fuera la Legión de demonios del hombre en Gadarenes.

2. ella era persistente. (Mateo 15.23 – 27)

En el silencio de Jesús, e incluso la oposición directa a su petición, se negó a dejar que los obstáculos le impidan buscar ayuda de la única persona que podría ayudar a su hija. Jesús elogió su "gran fe", no por lo que recibió, sino porque se negó a permitir que sus circunstancias la guardaran de él.

3. recibió un premio. (Mateo 15,28; Marcos 7.29 – 30)

Jesús recompensó su "gran fe" con una recompensa increíble, exactamente lo que buscaba. Su hija fue sanada y libre de la opresión demoníaca.

La interacción de esta mujer con Jesús proporciona un modelo para nosotros en nuestra vida de oración. Cada uno de nosotros tiene problemas y preocupaciones que nos pesan sobre una base diaria. Necesitamos estar dispuestos a superar las circunstancias, las mentes y los obstáculos para llevar persistentemente nuestras necesidades a él en la oración. Dios recompensará nuestra persistente búsqueda de su intervención. Él se complace cuando nuestra fe persiste a pesar de la presión.

Preguntas de discusión:

  1. ¿De qué manera ha visto a Dios trabajar en las necesidades y circunstancias de los demás? Como la mujer cananea, deja que estas observaciones te den audacia para acercarte a él con tus necesidades.
  2. ¿Qué respuestas has recibido que puedes dar a conocer, con el fin de animar a otros a venir a Dios con sus peticiones?
  3. ¿Crees que Jesús escuchó inicialmente la petición de la mujer? Su persistencia le llevó a contestar. ¿Qué solicitud ha crecido impaciente esperando a que Dios se aborde? Comprométete a permanecer persistente aun cuando Dios parezca silencioso.
  4. ¿Qué obstáculos se enfrentan en su vida de oración (rechazo, duda, dolor, busyness, etc.)? ¡ Oren por estos también!
  5. ¿A quién puede pedirle que le rinda cuentas en su vida de oración? Encuentre un socio de rendición de cuentas y haga un plan que le ayudará a restablecer su vida de oración y a desarrollar un ritmo de oración a pesar de la presión de la vida.